Semillas de salud mental

¿Cómo está impactando la pandemia de Covid-19 a la salud mental de las personas?

Si piensas mucho en esta situación como una amenaza constante que te puede atacar en cualquier momento, o piensas mucho en las consecuencias de desempleo, cierre de comercios, enfermos y gente muriendo. ¿Qué emociones se asocian a este tipo de pensamientos? Miedo y sus derivados como preocupación, estrés, ansiedad, angustia, pánico y lo que siguiera. Cuando experimentas estas emociones piensas más en las tragedias y cuando piensas en tragedias vives más en estos estados emocionales. Estás creando un círculo que te desgasta y puede llevarte a ser más susceptible a contagiarte o enfermarte de cualquier otra cosa, pues ya te estás “enfermando” por dentro que solo falta que se materialice al cuerpo y/o a tu fisiología, pues tu estado inmune es cada vez más débil.

No se trata de negar una realidad que estamos viviendo, la realidad es como es y ahora vivimos en medio de una pandemia que nos mantiene casi encerrados en casa, pero seguimos siendo libres interiormente. ¿Qué recursos tienes para estar bien? Tenemos los recursos externos del cubre bocas, lavarte las manos, sana distancia, etc. Pero estos recursos parece que ya no son suficiente, al contrario, en muchas partes se ve hartazgo de ello. ¿Qué más recursos tenemos? Los recursos internos, a su vez, los más valiosos e importantes. Mientras más te ocupas del exterior, más te alejas de tu poder interior y al contrario, generas debilidad interna, como la incertidumbre, el miedo y el estrés crónico. Mientras mas estresado estás, más bajo es el umbral de las cosas que te estresan.

¿Qué podemos hacer?

Hace tiempo escuche una reflexión, desconozco la fuente en sí, pero ahora la comparto: “si pierdes tu riqueza, no has perdido nada; si pierdes tu salud, has perdido algo importante; si pierdes tu paz interior, lo has perdido todo”. Jesús nos dice en San Juan 14,1: “No pierdan la paz”, es decir, el Creador nos ha dotado de una paz, que es Dios mismo en nosotros, pues si lo sentimos así, no perdemos la paz y ahora nos lo dice de nuevo: “No pierdan la paz”, al alejarnos de Él, somos presas del mundo externo con todas sus turbulencias.

¿Cuándo perdemos la paz?

Cuando llegas físicamente corriendo de algún lugar, tratando de escapar de algún posible peligro, ¿Cómo se encuentra tu cuerpo? Agitado, asustado, con la respiración acelerada, no puedes articular palabra con claridad. Imagina un río en el cual corre el agua y por lo tanto se ve que el agua es cristalina, puedes ver al fondo donde hay piedras, basurita, arena o tierra, algunos deshechos y otras materias estancadas al fondo. Si tu mueves el agua con una varita revuelves el río y el agua se vuelve turbia, toda la basura del fondo sube a la superficie y ya no se ve claro. Igual pasa con tu mente, una mente agitada, corriendo como tratando de escapar de pensamientos que te acorralan, revuelve las aguas del estado mental y ya no hay claridad en como ves las cosas, todo parece turbio, todo se ve de acuerdo a los filtros propios de nuestra “basura”, cuando sacas la varita del río, en un momento las sustancias se van al fondo y vuelve la claridad, igual la atención que pones a los pensamientos, ahí están, pero si no los revuelves, si no creas historias con ellos, se van al fondo y aquietas tu mente, vuelve tu claridad, la serenidad mental,  la calma, la paz interior. Aquello en lo que enfocas, se expande.

Hay personas que han dado positivo al Covid-19 y se mantienen serenas, respiran paz, son capaces de no hacer historias mentales catastróficas. Hay personas, cuyos cuerpos están libres del virus, pero viven atormentadas y alteradas, construyen cada día películas mentales de terror. Aquello en lo que enfocas, se expande.

¿Qué podemos hacer? Primero, observa tus pensamientos, tus emociones y tus reacciones. Solo observa, no te juzgues ni te critiques, solo toma conciencia de ello. Si eres capaz de observarte, entonces compruebas y le dictas a tu cerebro que tú no eres ese pensamiento, ni esa emoción ni esa reacción. Tú eres el que observa y otro es el observado. ¿Te das cuenta? Cuando nos observamos somos capaces de abrir la posibilidad del cambio.

En cualquier circunstancia, hay un espacio para estar en y dar paz.

La paz sea contigo.