Semillas de salud mental

Semillas de Salud Mental

SEMILLAS DE SALUD MENTAL

 

¿Cómo podemos gestionar nuestras emociones? ¿Qué y cómo podemos hacer para experimentar paz en nuestra vida? ¿Cómo ser feliz y que las experiencias dolorosas no te roben la felicidad?

 

En la parte final del artículo anterior señalé que para poner en alto la avalancha de pensamientos recurrentes que atormentan y entretejen películas mentales de terror, podemos observar nuestros pensamientos, emociones y reacciones.

 

Esta toma de conciencia sirve para darnos cuenta de que somos capaces de diferenciar los componentes cognitivos y afectivos de la persona que los fabrica (nosotros) y que no seamos ellos mismos. Esta autoobservación, cuando es libre de juicio y crítica, es objetiva y contribuye a la auto aceptación, solamente estamos haciendo un acto de conciencia y comprensión hacia nosotros mismos.

 

Entonces será más fácil darnos cuenta de que muchas veces nuestros pensamientos y reacciones no tienen sentido, que a veces nos dejamos llevar por un momento irracional y damos más importancia a las cosas que a las personas, que, por hacer esfuerzos para tener la razón, perdemos en la relación.

 

La toma de conciencia tiene que ver con la capacidad de decidir donde poner nuestra atención, esta capacidad, como muchas otras, es “entrenable”. Si tu decides donde poner tu atención, puedes decidir no ir tras un pensamiento que, como un caballo desbocado te lleva al precipicio, puedes darte cuenta de una emoción que va creciendo y que te puede llevar, al igual que el caballo, a cometer actos de los cuales te arrepientas después.

 

¿Qué entrenamiento puedo llevar a cabo para entrenar y fortalecer “el músculo de la atención”? Entre otras, la oración y la meditación.

 

La oración es la comunicación personal que te conecta con Dios, lo que puedo decirte al respecto, como lo más importante que yo considero, es entablar esta íntima conversación espiritual desde un sentimiento de amor y gratitud, no le exijas a Dios, no le reclames, pidámosle sabiduría, como Salomón, para saber gobernar nuestras emociones y nuestro corazón, para saber aceptar su Voluntad y estar en paz. A Dios lo encuentras también en este silencio, en la quietud mental, en la suave brisa.

 

La meditación es una práctica mental para desarrollar la atención plena, generalmente se propone poner la atención en nuestra respiración, observar como entra y sale el aire por la nariz, darnos cuenta cuando un pensamiento llega a la mente y dejarlo que se vaya, ¿Cómo hacerle para que se vaya y yo “no irme con él”? Pues, regresa amablemente a tu respiración. Esta es la práctica básica para entrenar tu atención.

 

Entrenar tu atención significa controlar tu mente, te darías cuenta cuando llegan pensamientos inadecuados y no te “vas con ellos”, no haces historias, no haces suposiciones, no te lastimas por lo que ya sucedió. Serás capaz de no poner tu atención en esos lugares porque tienes una mente entrenada, muestras equilibrio emocional y la capacidad de mantener relaciones empáticas con los demás.

 

Se ha demostrado en la neurociencia, que esta forma de orar (desde un corazón amoroso y agradecido) o esta forma de meditar (desarrollo de la atención plena), genera cambios morfológicos en el cerebro, se reduce el tamaño de la amígdala cerebral, que juega un papel importante en la producción de cortisol, llamada muchas veces como la “hormona del estrés” y se incrementa el tamaño del hipocampo, estructura del cerebro límbico cuya función principal esta relacionada al control emocional, memoria y aprendizaje.

 

La oración y la meditación son un viaje al interior de uno mismo, el viaje al exterior busca complacer los sentidos y obtener bienestar, bienestar temporal. El viaje interior busca tu identidad, busca conectar con el ser, el ser como Dios te creó…y encuentras la felicidad, un estado de paz que te ofrece la conciencia de no necesitar nada para ser feliz y experimentar paz, porque ya lo tienes todo.

 

En el evangelio de hoy (domingo 9 de agosto), Jesús dice a los apóstoles, en medio de la tempestad cuando están en la barca: “Ánimo, no teman, soy yo” Jn 14,27; Así mismo, nos lo dice su Madre y Madre nuestra, Santa María de Guadalupe: “No temas, ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?” Nican Mopohua 119.

 

Lo más importante y valioso está en tu interior, en la esencia del ser, entonces, tu atención no se fija en las banalidades de las cosas, posesiones y razones, se centra en el amor, en la compasión, en la colaboración. Lo demás, es bueno y llega por añadidura.

 

Ora y/o medita al menos 15 minutos cada día, descubrirás que el amor no abriga resentimientos. Ama a tu hermano, perdónale y ya no le critiques, ya no le juzgues…en esta acción, encuentras la paz.

 

 

Autor:

Psic. Hugo Campos

 Lic. En Psicología (UANL)

Maestría en Desarrollo Organizacional (UDEM)

Maestría en Ciencias de la Familia (Instituto JPII)

25 años de experiencia como Gerente y Director de Recursos Humanos en empresas de Grupo Vitro y DuPont.

Desde el 2010 trabaja como Consultor de Empresas y Consulta Privada de Psicoterapia a jóvenes, adultos, pareja y familia.

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