La paz a través de la inclusión
La Paz a través de la inclusión.
¿En estos tiempos por qué no tenemos un ambiente de inclusión?
Vivimos en un mundo lleno de avances en la tecnología, en los aparatos electrónicos, en los sistemas de comunicación, en las redes sociales, etc. Pero no nos han servido para ser inclusivos con nuestros semejantes, no tenemos una inclusión entre las personas, a pesar de los avances en los medios de comunicación. Al contrario, estas herramientas tecnológicas en muchas ocasiones la usamos para estar denostar, atacar, ofender y desacreditar a los demás.
Restar y dividir parece ser la práctica de moda en todos los ambientes de la sociedad. Desde lo político, lo cultural, los valores, la vida, la familia y la educación. Por mencionar diferentes círculos de convivencia en los que los ciudadanos estamos separados.
Aquí cabe mencionar la frase de Nicolás Maquiavelo «Divide y vencerás».
Escogí este tema en relación al título del Seminario «Crisis y Reencuentro en el Bicentenario de México».
Lo valioso de la reflexión a que nos lleva el Santo Padre en la encíclica, sobre la amistad y la fraternidad social, es precisamente romper ese paradigma que nos ha gobernado hasta hoy, estar separados, estar divididos…
El Papa nos invita a vivir sin fronteras, en la Encíclica Frateli Tutti nos señala: abrirse al mundo rescatando a los grupos más vulnerables las mujeres, los jóvenes y los más pobres, cuidar al mundo que nos rodea, es cuidarnos a nosotros mismos, la falta de hijos provoca un envejecimiento de las naciones, así como olvidar a los ancianos dejarlos en la soledad. Esto mutila y empobrece a las familias.
Vivir y convivir con derechos humanos universales; que implican poner fin a la esclavitud, dejar de tratar a las personas como objetos.
Acabar con las guerras por motivos raciales o religiosos.
Construir sociedades pensando más en los otros y no solamente en nosotros.
Propone vivir en la sabiduría que implica tener un encuentro con la verdad.
Nos invita a vivir en la esperanza, independientemente de las circunstancias adversas en que se vive.
Ser solidarios con los demás de las situaciones injustas por las que pasan, por ejemplo: vemos en la calle que asaltan a alguien y hemos perdido ese espíritu de empatía y compasión.
Menciona el Santo Padre que estos, son los síntomas de una sociedad enferma, que busca construirse a espaldas del dolor.
Nos pide recomenzar cada día, ya que es una nueva oportunidad.
Vivir como valor único el AMOR; ya que este valor nos permite desarrollar la práctica de acciones, que nos permiten desarrollar los hábitos que se convierten en las virtudes. Virtudes como la fortaleza, la sobriedad, la laboriosidad.
El fin es tener una apertura y una unión hacia las otras personas.
Esto es un dinamismo, es la caridad que Dios infunde.
Sociedades abiertas que integran a todos, valorando a cada persona como única e irrepetible.
Solamente si logramos una verdadera inclusión de todos los ciudadanos podemos transformar nuestra comunidad del caos, en el que hoy se vive a crear ambientes de convivencia en PAZ.
En esta encíclica el Papa Francisco aborda todas las aristas, todos los involucrados y nos lleva a replantearnos lo que hasta hoy vivimos, damos y dejamos de dar a nuestros hermanos, la escucha, el respeto, la convivencia que nos permite vivir en una amistad social, una Fraternidad.
Reconoce la importancia del amor, como el motor de las acciones que una persona realiza en favor del prójimo.
Hacer vida el evangelio, llevar la esperanza a todos sin distinción, sin discriminación. Poner al centro a los grupos que han sido relegados: las mujeres, los jóvenes y los más pobres.
Es solo entonces, que salir de lo particular a lo general podemos hacer una nueva comunidad.
Empezar en cada hogar, cada familia, y en todos los grupos de la comunidad; escuela, trabajo ya que cada lugar es una oportunidad de encuentro con el otro.
Incluir a los que no piensan igual que nosotros es lo que en lo personal, más me marco.
Convivir, trabajar, intercambiar ideas, creencias, usos y costumbres nos enriquece y fortalece como individuos, y lo mejor; como ¡Sociedad!.
De esta manera, podemos salir de la crisis, para vivir un reencuentro con nuestros hermanos, creando ambientes de inclusión y paz.
Luz Maria Ortiz Quintos