REPLANTEAR EL FEMINISMO

REPLANTEAR EL FEMINISMO.

Este 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. En lugar de ser un día de reflexión sobre las necesidades reales de las mujeres, se ha convertido en un día de ideologización masiva, y un día estratégico para la agenda feminista-abortista.

El movimiento feminista, que comenzó luchando por resolver problemas reales de las mujeres como el acceso al voto, a los estudios superiores, al mundo del trabajo, hoy se ha convertido en la columna vertebral de la ideología de género (feminismo-aborto-promoción LGBT).

Este feminismo debe replantearse, para no perder sus justos objetivos y para dejar de ser mera herramienta de la agenda neo marxista, que divide y tiene como método el victimismo, el discurso de odio entre hombres y mujeres, acciones violentas (revolucionarias), ataques a cualquier hombre, desprecio a la familia natural, a la vocación natural de la mujer a la maternidad y desprecio al bebé en el vientre de su madre.

El auténtico movimiento a favor de la mujer tiene objetivos reales, no ideológicos; lucha de verdad por eliminar toda violencia contra las mujeres; busca el acceso universal al voto, a la educación, al trabajo, la paridad de salario, el acceso a puestos políticos (en base a preparación y vocación de servicio, no por el injusto fast track de la cuota de género, que no ayuda al pleno desarrollo profesional de las mujeres, ni beneficia a las que realmente se preparan).

Este Día Internacional de la Mujer debe ser un alto en el camino, sobre todo para analizar y redoblar esfuerzos que erradiquen los crímenes contra las mujeres, sin tintes ideológicos. Acciones preventivas, paliativas y correctivas. Leyes y acciones contundentes contra cualquier persona que lastime a la mujer, sea hombre, mujer, travesti, transexual, quien sea.

El feminismo actual debe replantear su fuerte discriminación hacia un gran sector de mujeres. Este feminismo, mediático y muchas veces manipulado, no representa a la mayoría de las mujeres, ese gran grupo de mujeres que valoran lo femenino, el matrimonio, la familia, la maternidad, ser mujeres dedicadas al hogar. Sistemáticamente se les excluye porque sus valores no corresponden a los del feminismo radical. Si existiera un genuino interés por toda mujer, debería notarse en el apoyo a este grupo de mujeres. También esto es respeto al libre desarrollo de la personalidad.

Replantear el feminismo implica apoyar a las mujeres de tal manera que puedan tener familia y trabajar, si así lo desea; recibir apoyo de guarderías, flexibilidad laboral, apoyo en caso de embarazo (no discriminación), prestaciones de salud, alimento, educación para sus hijos e hijas.

Replantear el feminismo pasará por dejar de promover la ideología Queer, que a fin de cuentas destruye la misma identidad de la mujer, disolviendo todo en género indeterminado. Replantear pasa por dejar de promover el aborto como objetivo central del movimiento feminista. Pasa por liberarse de las presiones de individuos u organizaciones poderosas que obligan a los grupos feministas a exigir la despenalización o legalización del aborto.

El feminismo ideológico orilla a las mujeres a tomar las peores decisiones: la muerte de su propio hijo, riesgo de sangrado y muerte, consecuencias emocionales profundas. Niega que haya opciones mejores, por ejemplo, que los dos vivan (mamá e hija/o), que los dos estén bien, la adopción. El replanteamiento del feminismo debería incluir apoyo a tantas instituciones que ayudan a las mujeres y a sus bebés en situaciones de abandono o vulnerabilidad.

En cuanto a los casos de violación, replantear el feminismo implicará redirigir todo el peso de la justicia hacia el violador, el único culpable, y evitar condenar a muerte al bebé, que, a fin de cuentas, es una víctima más del delito de violación.

Un verdadero interés por ayudar a las mujeres pasa por enfrentar los problemas reales de salud en las mujeres, como el cáncer, enfermedades de corazón, diabetes. Eso es real, no ideológico.

Replantear el feminismo es revalorar lo femenino, no destruir lo masculino. Es no tener prejuicios contra las diferencias biológicas, emocionales, psicológicas entre hombres y mujeres que nos hacen complementarios, es ser conscientes de poseer la misma dignidad en la diversidad. Masculino y femenino, hombre y mujer, y el reconocimiento socio-cultural en coherencia con este binomio, son la verdadera diversidad.

Berenice Lizeth Pérez Cavazos*
Gustavo Aguilera Jiménez**

 

* Bióloga Molecular, Ingeniera en Genética y Bioética con Maestría en Ciencias de la Familia.

** Antropólogo con Maestría en Ciencias de la Familia y Diplomado en Bioética, candidato a Doctorado en Desarrollo Humano.

Autor:

Gustavo Aguilera Jiménez

Filósofo, humanista y escritor.

contacto@gustavoaguilera.com

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